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Las tutorías con padres y madres de nuestro curso (habitualmente siguen siendo más las madres quienes asisten) son ocasiones muy importantes en el transcurso del año escolar. Deberían ser momentos para compartir información e intereses y no para el desencuentro entre los dos principales agentes educativos relativos a un niño: familia y escuela. Sin embargo, no siempre es así.

Tomemos en cuenta algunas consideraciones iniciales a partir de las cuales un tutor/a escolar puede enfocar su trabajo cuando su intención es que resulten realmente provechosas.

 

3 claves para realizar tutorías con padres de forma efectiva

 

1- Conseguir la colaboración de los padres en las tutorías

 

Tanto padres como docentes llegan a una tutoría con sus propias ideas, experiencias, expectativas y visión sobre la realidad que influye sobre la dinámica académica y personal de cada alumno/a. Existe un riesgo, que es enfocar la sesión desde una perspectiva de defensa de la propia labor, sin atender a las necesidades de la otra parte. Esto ocurre con cierta frecuencia en los casos de niños que atraviesan una etapa de dificultad.

Una tutoría no es una sesión para entregar a los padres una solución general a todos sus problemas. Una tutoría debe ser un acto comunicativo entre dos partes que tienen un objetivo común. Es labor del tutor/a construir un clima de colaboración. Para que esto sea posible, debe partir de una premisa: aceptar la visión de la familia. No significa compartirla al pie de la letra, pero si no se hace ver que se entiende esta visión encontraremos lógicamente una resistencia, incluso en los que son inicialmente más colaboradores.

 

2- Crear una comunicación eficaz

 

Cualquier tutor/a conoce la complicación de ciertos casos: problemas conductuales, dificultades académicas, familias desestructuradas, etc. Muchos padres y madres asisten a las tutorías previendo un juicio contra ellos como principales responsables educativos. En consecuencia, la actitud de estos en ocasiones es de autoprotección. Es fundamental romper esta barrera desde el inicio transmitiendo una disposición de comprensión ya que esto propicia un diálogo eficaz. Cualquier crítica directa es, por encima de todo, poco funcional.

Es más practico hacer preguntas que afirmaciones. Las preguntas nos aportan respuestas y además, mueven a los padres a reflexionar sobre algunos aspectos a los que quizá no habían llegado. Además, ser preguntados les hace sentir escuchados, que es importante su voz, que su tutor/as les considera fundamentales para su trabajo y el bienestar de su hijo/a.

 

3- Transmitir positivamente a los padres que son la parte activa más importante en la educación de sus hijos

 

Del mismo modo, es útil pedir consejos. El padre/madre debe sentirse competente en su función y comprendido/a en dificultades comunes en las cuales probablemente ellos ya han probado posibles soluciones que nos pueden servir, ya sea porque han llevado a resolver situaciones o bien para descartarlas porque no han tenido éxito.

No conviene olvidar reforzar socialmente: “Felicidades por el esfuerzo que estáis haciendo…”, “Se nota que estáis pendientes de sus necesidades…”, etc. Los padres valoran mucho que los profesores sepan darse cuenta de los puntos fuertes de sus hijos/as.

En definitiva, una tutoría con padres efectiva tiene su base en la puesta en práctica por parte del tutor/a de conductas que vienen marcadas por una actitud de comprensión: compartir información, pedir consejo, preguntar insistentemente, aportar constructivamente. Sin duda, una sesión caracterizada por estos pilares da lugar a pautas de actuación que repercuten positivamente en los alumnos/as.

 

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